La luz de la luna atraviesa la ventana del calabozo, iluminando las cadenas que cuelgan en centro del techo de las que se encuentra sujeto un inconsciente Maugoth, suspendido barios pies del suelo girando lentamente mientras el rechinado continuo irrumpe el silencio de la noche.
A través de los obscuros pasillos llega el sonido de fuertes pisadas y los gladiadores van guardando silencio. El estridente sonido de la llave metálica saca de su inconciencia al musculoso ogro, la pesadez comienza acceder al igual que el telón que cubre el dolor y los recuerdos.
Una silueta se vislumbra al otro lado de la pequeña ventanilla una crepitante llama de la antorcha la proyectaba dentro de la celda, la puerta cedió ante el fuerte empujón de uno de los guardias que estaba postrado aun costado de la misma. La señora atravesó el umbral de la puesta y se plano delante del disminuido orco.
- Veo que sigue con vida señor Maugoth.- dice la dama mientras tira de la capucha para descubrir su rostro, la matrona de la familia Kellani miraba fríamente al orco pero extrañamente no lo veía con odio.
- ¿Dime “Maestro” que fue lo que ocurrió en la arena, por que vaciló en matar a mi “amada” sobrina? – añade mientras llama con un ademán de su mano a alguien detrás de ella.
- Quiero la verdad clérigo, y que nadie sepa de lo que aquí ocurrió…- y sonríe, su rostro muestra la confianza del verdugo en el estrado - … esperas una invitación, lanza el maldito conjuró.
Un hombre regordete entra en la celda, murmura unas palabras y levanta un símbolo en lo alto de su cabeza. Un halo de luz rodea la habitación y el hombrecillo gira sobre los talones dispuesto a marcharse y se detiene un segundo para preguntar.
- Si eso es todo señora me retiro…- el sacerdote levanta su mirada en dirección a ella y esta lo despide con su mano…- y cuando este cruza el umbral la señora le dice.
- Ni una palabra de lo que aquí ocurrió. El se gira para lanzar una mirada dubitativa mientras el guardia desenfunda una espada corta y lo atraviesa levantándolo barios centímetros y tapándole la boca con la otra mano.
La señora gira su rostro hacia Maugoth mientras deja caer la capa mostrando una esplendida armadura de de bandas muy ceñida a su exuberante cuerpo, con la otra mano desenrolla un látigo y descarga un golpe sobre el adolorido orco.
-¿POR QUE NO LA MATASTE BESTIA?...-el latigazo es perfecto apenas toca el pecho desnudo pero corta como una navaja.
-Si trata de intimidarme señora tendrá que esforzarse, pero si lo que busca es respuestas le diré la verdad sin necesidad de un brujo. – el contesta mientras se gira por el impulso del castigo.
- Se que esto no te duele como quisiera pero me relaja a MI…- otro latigazo atraviesa el rostro del orco, que esta ves si emite un leve gemido - … creo que me debe una respuesta maestro.
- Esa niña es especial hay una bestia en su interior, la fuerza de su mirada fue inquietante. – Un suspiro de frustración sale de sus cortados labios.
- A un ahora trato de averiguar que paso, cuando sedo a mi furia nunca me detengo y pocas veces recuerdo lo ocurrido.- dice el orco mientras la matrona detiene su giro para verle la cara.
- Eso no me satisface, la quiero muerta a menos que sirva de algo, esclavo. – Le susurra en su cara embriagándolo con el dulce aroma de su aliento.
Por lo que tengo que desenmarañar de entre fragmentos lo ocurrido, pero la verdad lo primero que asalta a mi mente eran sus ojos.
-Furia, odio, desesperación, como si dos colosos lucharan en su interior.- Maugoth cierra sus ojos para evocar lo acontecido.
A través de los obscuros pasillos llega el sonido de fuertes pisadas y los gladiadores van guardando silencio. El estridente sonido de la llave metálica saca de su inconciencia al musculoso ogro, la pesadez comienza acceder al igual que el telón que cubre el dolor y los recuerdos.
Una silueta se vislumbra al otro lado de la pequeña ventanilla una crepitante llama de la antorcha la proyectaba dentro de la celda, la puerta cedió ante el fuerte empujón de uno de los guardias que estaba postrado aun costado de la misma. La señora atravesó el umbral de la puesta y se plano delante del disminuido orco.
- Veo que sigue con vida señor Maugoth.- dice la dama mientras tira de la capucha para descubrir su rostro, la matrona de la familia Kellani miraba fríamente al orco pero extrañamente no lo veía con odio.
- ¿Dime “Maestro” que fue lo que ocurrió en la arena, por que vaciló en matar a mi “amada” sobrina? – añade mientras llama con un ademán de su mano a alguien detrás de ella.
- Quiero la verdad clérigo, y que nadie sepa de lo que aquí ocurrió…- y sonríe, su rostro muestra la confianza del verdugo en el estrado - … esperas una invitación, lanza el maldito conjuró.
Un hombre regordete entra en la celda, murmura unas palabras y levanta un símbolo en lo alto de su cabeza. Un halo de luz rodea la habitación y el hombrecillo gira sobre los talones dispuesto a marcharse y se detiene un segundo para preguntar.
- Si eso es todo señora me retiro…- el sacerdote levanta su mirada en dirección a ella y esta lo despide con su mano…- y cuando este cruza el umbral la señora le dice.
- Ni una palabra de lo que aquí ocurrió. El se gira para lanzar una mirada dubitativa mientras el guardia desenfunda una espada corta y lo atraviesa levantándolo barios centímetros y tapándole la boca con la otra mano.
La señora gira su rostro hacia Maugoth mientras deja caer la capa mostrando una esplendida armadura de de bandas muy ceñida a su exuberante cuerpo, con la otra mano desenrolla un látigo y descarga un golpe sobre el adolorido orco.
-¿POR QUE NO LA MATASTE BESTIA?...-el latigazo es perfecto apenas toca el pecho desnudo pero corta como una navaja.
-Si trata de intimidarme señora tendrá que esforzarse, pero si lo que busca es respuestas le diré la verdad sin necesidad de un brujo. – el contesta mientras se gira por el impulso del castigo.
- Se que esto no te duele como quisiera pero me relaja a MI…- otro latigazo atraviesa el rostro del orco, que esta ves si emite un leve gemido - … creo que me debe una respuesta maestro.
- Esa niña es especial hay una bestia en su interior, la fuerza de su mirada fue inquietante. – Un suspiro de frustración sale de sus cortados labios.
- A un ahora trato de averiguar que paso, cuando sedo a mi furia nunca me detengo y pocas veces recuerdo lo ocurrido.- dice el orco mientras la matrona detiene su giro para verle la cara.
- Eso no me satisface, la quiero muerta a menos que sirva de algo, esclavo. – Le susurra en su cara embriagándolo con el dulce aroma de su aliento.
Por lo que tengo que desenmarañar de entre fragmentos lo ocurrido, pero la verdad lo primero que asalta a mi mente eran sus ojos.
-Furia, odio, desesperación, como si dos colosos lucharan en su interior.- Maugoth cierra sus ojos para evocar lo acontecido.
2 comentarios:
Buen giro narrativo, capta la atención y sonsido a los hechos ocurridos en la entrada anterior. Un buen aporte aun estando de vacaciones, mister.
Y bueno, tratare de esperar pacientemente el que sigue.
n_n
ESO QUE ...HIJO DEL .....YO QUERIA SABER QUE PASABA EN LA ARENA ESPERO QUE MAUGOTH LO CUENTE EN LA SIGUIENTE BOCANDA DE AIRE...
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