lunes, 4 de agosto de 2008

Perdiendo el control Cáp.- 1
La mirada de la Furia Clare



Los gritos de la muchedumbre estremecían el coliseo mientras los jovencitos se apiñaban en el centro, la incertidumbre anidaba en las entrañas de los espectadores. Cuando en lo alto de el circo la cabria de madera emprendió el movimiento elevando una plataforma, en la que se encontraba el animador y un asistente con banderillas para indicar las ordenes.

Un intricado grupo de esclavos designados a la preparación de la arena, montaría el ambiente adecuado para cada juego, la arena de Sasserine tenia la fama de contar con una gran variedad de escaramuzas en distintos entornos, batallas en laberintos, pantanos, en nieve, con ríos de magma, complicados y sangrientos deportes. Pero las batallas marinas y navales eran las favoritas.

Pero algo le daba mala espina a Maugoth pues los esclavos no mostraban la agitación cotidiana, cundo su imaginación empezaba a tratar de descubrir lo que acontecería el animador hablo.

- Distinguidos asistentes, pueblo y visitantes de Sasserine es para mi un honor presentarles el evento preparado por… - La mente de Maugoth comienza a escuchar el parlan chiísmo de el presentador, toda la parafernalia que ya conocía y maldecía.

- Bla, bla, bla, es que este sujetó nunca se calla. Estoy tentado ah empalarlo en mi próximo combate. – Añade malhumorado el orco, mientras recibe una mirada de reprobación del administrador.

- Relájate Maugoth Fearless… - suspira con frustración - …ya ha sido bastante arduo remplazar al anterior.

El silencio llega repentinamente, cuando el asistente levanta una bandera verde y los tambores inician una percusión acelerada que hace correr la adrenalina de los presentes.
En el palco principal una señora y una muchachilla están sentadas y a sus costados dos extraños clérigos inician sus alabanza.

La arena con un radio treinta metros sufre una tras formación, con una gran sacudida el suelo alrededor de los chicos se desploma alrededor de seis metros, para después levantare a distintos niveles pequeños pilares de nomás de un metro de amplio. Solo donde se localizan ellos es lo suficiente grande como para estar todos.

La Yuan-ti es la primera en saltar de hay, cada pilar esta separada por desiguales distancias, con gracilidad se aleja del grupo seguida de los elfos.

El orco se quita al gnoll de encima y trata de saltar, pero su intento se ve frustrado cuando trastabilla al saltar y solo logra quedar colgado del siguiente pilar.

El gnoll dirige una mirada a la humana para evaluarla pero sabe que con ella no tiene esperanza de sobrevivir, por lo que valientemente salta tras el orco y lo ayuda a subir.

- Tontos ignorantes cachorros sin experiencia, acaban de caer en la trampa y aun no conocen a su contrario. – Señala el maestro ogro al administrador, mientras este le responde con un gesto de desinterés con los hombros.

El segundo conjurador inicia sus salmos y del fondo de la arena comienza a llenarse de agua, cuando esta llega a unos centímetros del nivel de los islotes, lo tambores callan.

Maugoth rechina los dientes y retuerce los barrotes. La tensión esta en su cúspide logrando su objetivo, un silencio de muerte. Algunos desmayos en las mujeres, sollozos de los ancianos y entonces, el chirrido de las puertas cruza el alma de los cautivos.

El golpe seco de las puertas sobresalta a muchos de los presentes, el gnoll comienza chillar de miedo, al joven orco se le resbala un poco el arma por el sudor. Los elfos tiemblan de miedo, a la hembra la ciegan sus lágrimas, la Yuan-ti sostiene su arma al frente pero su lengua viperina la traiciona asiendo obvió su temor. La niña sigue jugando con la arena sin prestar atención.

De la sombra aparecen creaturas terroríficas de piel escamosa en tonos rojizos con unas enormes aletas en los antebrazos y unas menos largas en los brazos, al igual que en las pantorrillas; su manos palmeadas brillan como la sangre, filosas como cuchillas y las espinas que salen de ellas no dan impresión de ser endebles. Pero lo peor sus cabezas como pez, con pequeñas aletas en las mejillas, agallas en el cuello y su frente con una corona de duras espinas.

Los presentes sueltan un grito de horror, solo los marineros expertos saben sobre ellos y muchos solo por cuentos. Saltan al agua ocho Locathah armados con tridentes y ballestas.

4 comentarios:

Don Diablo dijo...

Jeje me agrada esa arena, lugar de sorpresas y batallas bastante variadas. Pero otra vez me deja usted en suspenso, ya quiero ver a Claire en verdadera acción, si va a hacer algo que lo haga ya! me parece muy Rockstar la guerrerita.

Spartan Bobby dijo...

We, es RockStar just like me! jejejeje

Gaijingarou dijo...

bueno, pues muy interesante la anecdota, aunque ya se va perfilando a derroteros más conocidos...el chirriar de las espadas y el brote de la sangre...solo espero que la imagen que pone al principio no sea un indicio de lo que esta por venir...volvería un poco predecible el descenlace de esta batalla...

FAINÛR dijo...

OTRA VEZ ...APLICADON . .. . .CREO QUE HABLO POR TODOS CUANDO DIGO QUE QUEREMOS LEER QUE PASA .. .

Los que se te pasaron aqui estan